Once años, sí, hace ya once años que tuve la suerte de descubrir este magnífico luguar. Salobreña es paz, es tranquilidad, felicidad, libertad... si nos ponemos a pensar, quizá no mucha gente lo conozca, ni sea grandioso por su hermosura, pero tiene algo, tiene ese encanto que me enamoró, que cada vez que lo visito me enamora, y no es por su playa o por su sol, si no por las personas que me esperan allí cada verano, cada semana santa o simplemente un fin de semana, personas que han marcado mi vida, personas a las que quiero, por las que haría cualquier cosa, personas que me han enseñado a querer, a quererles, a quererme a ser feliz.
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